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COORDINADORA ESPAÑOLA

Dinamarca pone freno a la inmigración musulmana

   
 Susan MacAllen   
Entre 1978 y 1991 yo vivía estudiaba en Dinamarca. Está claro que, en 1978, ni en Copenhague se veían inmigrantes musulmanes. La población danesa amaba a los visitantes, gustaba de lo exótico, eran capaces de hacer cualquier cosa con tal de proteger a sus ciudadanos. Estaban orgullosos de su liberalismo neo-socialista que comenzó a desarrollarse cuando los conservadores perdieron el poder en 1929 - era un sistema donde la gente con menos recursos económicos no tenía que sufrir para poder sobrevivir, cuando uno podía contar con el gobierno para que, en última instancia, ayude. Posiblemente, en ese tiempo, era el mejor país en Europa para vivir.
El resto de Europa reconocía a los daneses como libre pensadores, progresistas e infinitivamente generosos en su política de ayuda social. Dinamarca tenía la escala más baja en crimen, la más alta en devoción en el cuidado del ambiente, un sistema educacional superior y una historia privilegiada plena de humanitarismo.

Dinamarca era también muy generosa en su política inmigratoria – ofrecía la mejor bienvenida a cada nuevo inmigrante: pagos súper-generosos en ayuda desde el primer día del arribo, descuentos en el transporte, en el alquiler de la vivienda y en la educación. Estaba determinada a ser un ejemplo para todo el mundo por su multiculturalismo. Cómo podrían haber previsto que en el año 2005 una serie de caricaturas políticas en uno de sus periódicos, iba a prender la fuerte llama de la violencia que dejó docenas de muertos en las calles – todo porque el principio del multiculturalismo, se convirtió en un escorpión que los picó.

En 1990 el crecimiento de la población musulmana era obvio y su negativa a integrarse dentro de la sociedad danesa, era bien conocida por todos. Muchísimos de los inmigrantes musulmanes se instalaron en barrios exclusivos, convirtiéndolos en enclaves donde nadie que no fuese musulmán entraba. Mientras los líderes de estos inmigrantes se volvían cada vez más vociferantes hablando de la decadencia moral danesa por la liberalidad que demostraban – los daneses que daban una calurosa bienvenida a todos los extranjeros, comenzaron a sentirse menospreciados. Muchos daneses comenzaron a ver en el Islam algo incompatible con su manera de ser y los valores que habían desarrollado, especialmente la libertad personal, la libre expresión de las ideas, igualdad entre los sexos, tolerancia por todos los otros grupos étnicos y un profundo orgullo en la historia y en la herencia cultural danesa.

En un artículo escrito por Daniel Pipes y Lars Hedegaard en el que predecían muy correctamente la explosión debido al crecimiento sin límites de la inmigración en Dinamarca, reportaron: “Los inmigrantes musulmanes constituyen solo el 5% de la población, pero consume 40% de los gastos en ayuda social. La población total de Dinamarca es de 5 y medio millones y los musulmanes son solamente el 4 por ciento, pero son la mayoría en el país de violadores convictos, muy importante reconocer que todas las víctimas eran mujeres no-musulmanas. Asimismo se encontraron que los delincuentes musulmanes representan un número totalmente desproporcionado.

Con el tiempo, mientras el número de musulmanes sigue creciendo, cada vez quieren menos mezclarse con la población local. Casamientos forzados – en que se promete que una niña recién nacida en Dinamarca se casará con un primo musulmán de su viejo país, son siempre cumplidos – so pena de ser asesinadas por su propia familia si la niña, ya crecida, quiere romper ese compromiso. Los líderes musulmanes declaran abiertamente que su objetivo es imponer la ley islámica – la Sha’aría – tan pronto tengan el número adecuado de ciudadanos daneses y eso no está en un futuro muy lejano. Si la corriente sigue igual, un estudio sociológico señala que cada tercer habitante de Dinamarca, en el año 2040, será musulmán.

Resulta fácil entender las razones que impulsan a un creciente número de daneses sentir que los inmigrantes musulmanes tienes muy poco respeto por los valores de su nueva patria. Esta situación se repite en otros países de Europa y en el Canadá y, lamentablemente en los Estados Unidos también. Algunos musulmanes que decidieron cambiar de religión, fueron asesinados en nombre del Islam, mientras que otros se esconden por el temor a sufrir el mismo destino. Los judíos son amenazados y asaltados de palabra y acción, dirigidos por los líderes musulmanes en Dinamarca, un país cuyos ciudadanos cristianos contrabandearon a casi a todos los judíos del país, unos 7,000 en ese tiempo, a Suecia, días antes de que los nazis ocuparan Dinamarca. Me acuerdo de mi querida amiga Elsa quien, en aquel entonces una joven quinceañera, estaba con un terrible espanto cada mañana cuando tenía que cruzar la calle para llegar a la panadería bajo los ojos de los ocupantes nazis – me pregunto que diría ella si viera lo que sucede hoy día.

En el 2001 los daneses eligieron al gobierno más conservador que fuera electo en 70 años un gobierno que definitivamente era mucho menos generoso con la inmigración ilimitada. Hoy Dinamarca tiene las leyes de inmigración más estrictas de Europa. Ese propósito ha sido tildado de racista por la media liberal europea, a sabiendas de las luchas internas por problemas similares causados por leyes liberales que tenían o todavía tienen en otros países. Hoy, quien quiera convertirse en danés debe:

1. Atender tres años de estudios de la lengua danesa y pasar un examen.

2. Pasar un examen sobre historia y cultura danesa.

3. Vivir siete años en el país para poder pedir la ciudadanía.

4. Demostrar su intención de trabajar y tener un puesto aceptado.

5. Si quiere traer a su esposa, ambos deben ser mayores de 24 años.

6. Quedó prohibido construir más mezquitas en la ciudad de Copenhague.

7. Los niños pueden elegir entre las 30 escuelas musulmanas del país, pero se los influencia para que se asimilen a la sociedad danesa en formas que los inmigrantes anteriores no conocían.

En el 2006, el ministro danés de Trabajo, Claus Hjort Frederiksen, habló públicamente sobre el peso ejercido por la inmigración musulmana sobre el presupuesto de ayuda social y era increíble el extraordinario ahorro que tendrá el gobierno danés con la disminución o bloqueo de la inmigración desde países del tercer mundo, el 75% de las sumas requeridas para las próximas décadas ya son innecesarias. El significado de todo esto, es que la explotación del régimen social anterior, por la inmigración musulmana, llevaba al gobiernos danés a la bancarrota. "Estamos obligados, añadió Frederiksen, a adoptar las nuevas medidas para que la inmigración se modere. Las leyes anteriores quedaron obsoletas y el fracaso de la integración de los musulmanes a nuestra sociedad es el resultado actual".

Una gran espina en el lado de atrás de los líderes musulmanes en Dinamarca es el Ministro de Inmigración e Integración, Rikke Hvilshoj. Ella no oculta la nueva política de inmigración: "El número de inmigrantes establece la diferencia. Hay una correlación inversa entre cuantos vienen aquí y lo bien que son recibidos los que llegan, dependiendo todo de la demostración de los inmigrantes musulmanes de cómo quieren y cuanto quieren ser danesas. Yo creo que debemos ser un país de diferentes culturas y religiones, sin embargo ciertos valores son más importantes que otros, rehusamos que vengan a cuestionar nuestros ideales de democracia, igualdad de derechos y libertad de palabra".

La señora Hvilshoj ha pagado un alto precio por su forma de expresarse. El líder musulmán extremista Imam de Dinamarca, Ajmed Abd El Rajman Abu Laban, demandó que el gobierno pague una compensación a la familia de un musulmán que fue asesinado en uno de los suburbios de Copenhague, explicando que de ésta manera, con dinero, se aplaca el deseo de venganza entre los musulmanes. La ministro Hvilshoj se negó diciendo que así se hará en los 57 países musulmanes pero esa no es necesariamente la forma en que se tratan estos asuntos en Dinamarca. La respuesta musulmana no se dejó esperar. Mientras ella dormía junto a su esposo e hijos, su casa se quemó debido a un atentado. Ella y su familia tuvieron que ir a un lugar escondido y protegido por la policía, cosa extraordinaria en un país que no conocía esta clase de violencia hasta hace muy poco tiempo.

El gobierno danés se extendió hacia la derecha y sus fronteras están más resguardadas. Muchos creen que los sucesos de la próxima década determinarán si Dinamarca sobrevivirá como un bastión del buen vivir, responsabilidad social y un pensar humano o, se convertirá en una nación en guerra civil contra los que apoyan la ley de la Sha’aría.

Y mientras tanto, los canadienses claman por una enmienda de la ley de inmigración, demandan-do un cambio básico en las leyes de ayuda social que permite a los inmigrantes vivir del erario público. Así como nosotros en el Canadá miramos a los enclaves musulmanes que se encuentran aquí y observamos con que facilidad entran en nuestras costas para vivir de los impuestos que nosotros pagamos, sin embargo rehúsan abrazar nuestra cultura y nuestras costumbres, respetar nuestras tradiciones, participar en nuestro sistema legal, obedecer nuestras leyes, hablar nuestro idioma, apreciar nuestra historia – deberíamos voltear nuestra mirada hacia Dinamarca y orar por el futuro de los daneses y el nuestro propio.

FUENTE: WWW.ALERTADIGITAL.COM

 

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